Encuentran en un armario a un cura del siglo XVII

Parcialmente cubierto por un habito blanco de seda hecho jirones, portaba cilicio de flores secas y una pluma de ganso a la altura de la oreja.

Domingo, tras los rezos de maitines, dos frailes se afanaban en realizar la limpieza de varias celdas de un zona abandonada de su convento, recientemente adquirida por una cadena de hoteles con encanto. Al abrir un antiquísimo armario ropero que se resistía al forcejeo, hallaron en su interior el esqueleto incorrupto e incorruptible de un cura que por razones desconocidas no pudo salir del armario.

El ala este del convento estaba destinada a los novicios y quedó deshabitada -según los archivos de la orden- en el S. XVII por la falta de aspirantes, que eran llamados a filas por la guerra de Flandes. Además, el modo de vida cartujo no resultaba atractivo a los alocados jóvenes barrocos. Orden originaria de Francia, se caracterizaba por el aislamiento de los frailes dentro sus amplias celdas, la frugalidad de la dieta vegetariana que compartían en el refectorio una vez a la semana, el voto de silencio y la realización de trabajos manuales sin animo de lucro.

El último novicio que tuvo el convento por aquel entonces fue Bruno Martell, un joven de familia hispano-provenzal, que desapareció misteriosamente al poco de ingresar. Bruno era introvertido, de maneras afectadas, hermoso hasta el éxtasis y sensible como damisela indispuesta. Era un excelente dibujante, por lo que le encomendaron la ilustración de varios manuscritos que también se han hallado en el fondo del armario. Pero, para asombro de los investigadores, el tema de las ilustraciones es inexplicablemente de contenido altamente erótico homosexual de gran belleza explicita. Tal es ya su fama que han intentado pujar por ellas personajes tan populares como Elton John o Lady Gaga. A los pies de Bruno, los forenses encontraron una mancha seca de aceite, de dudoso origen, sobre la que no han querido especular. A la luz de estos indicios, no cabe duda de que es él.

Su única pariente localizable es una tatara-tatara-sobrina nieta, que se ha mostrado emocionada entre el hallazgo: “Ahora podremos darle lo que se merece. Mi hijo, que también es pintor, le obsequiará con uno de sus graffitis. Y mi hija, que se dedica a sus labores, le hará un centro de flores secas. Estamos como locas con el tío Bruno”.

Fuente: Farming News