Aparece el Santo Grial en casa de Mourinho

Lo encontró su asistenta portuguesa, muy devota de las santas reliquias, limpiando el polvo en la vitrina de los trofeos.

El Grial ha aparecido y Mourinho no sabe cómo ha sido. Es cierto que gana copas como el que se bebe un vaso de agua, pero de ahí a que se le cuele por la escuadra de la estantería el Santo Grial es otro cantar.

El famoso entrenador de fútbol no sale de su asombro: no sabe ni entiende cómo ha llegado a su poder, alega que es cosa de magia. La INTERPOL, Scotland Yard y el Mossad se han hecho cargo del caso y ya manejan varias teorías. La que mayor peso está tomando es digna de novela.

Prestigiosos genealogistas han ascendido por el árbol de Mourinho hasta la época de Cristo, y han encontrado indicios fehacientes e irrefutables de que el portugués está directamente emparentado con José de Arimatea, el rico comerciante judío anfitrión de la última cena de Jesús de Nazaret. A José de Arimatea, tocayo y tatatatatararara-tío de Mou, el propio Jesús resucitado le entregó la copa del Grial, pidiéndole expresamente que se la llevara a las Islas Británicas. Así lo hizo custodiándola en una capilla de Glastonbury, hasta que se perdió siglos después a pesar de los esfuerzos de la orden secreta que la velaban.

Actualmente se especula que está Orden Secreta del Grial nunca lo perdió y siempre estuvo en Inglaterra. Se cree que fue a parar a manos de Mourinho en su etapa de entrenador del Chelsea, entre 2004 y 2007. Su marcha del equipo inglés fue motivo de disgusto para muchos aficionados, que le adoraban. Entre ellos, quizá el anónimo guardián del Grial, que consideró que la reliquia no podía estar mejor que con José, pariente del otro José que lo llevó a Gran Bretaña. Y así, con el resto de sus trofeos ha viajado a Milán y Madrid sin llamar la atención. Hasta que la ferviente limpiadora, Palmira Pessoa, la reconoció entre la SuperCopa de Italia y una de la Football League Cup, por los dibujos de su libro de catequesis. Un hallazgo propio de Indiana Jones.

Puede que la tenencia de la santa reliquia donde Cristo bebió durante su última cena con su equipo y donde se recogieron gotas de su sangre vertidas en la cruz, tenga mucho que ver con los éxitos del entrenador portugués, que parece sudar sangre en cada partido de los suyos, siempre con la intención de levantar una copa tras otra.

Fuente: Farming News