Este versátil actor, que vivió gran parte de su vida exiliado de los escenarios, es la demostración de que la vida no es tan solo un cúmulo de despropósitos.
Comenzó su carrera como actor travestido en Libia, actuando para las tropas americanas allí asentadas, durante los bombardeos ordenados por Reagan. Tras esa incursión en el arte dramático decidió estudiar esta disciplina en el Teatro Les Colloniers de Montpellier.
Fue el creador del personaje Melatallo, que siempre amenazaba con cortarse la lengua, para luego soltar una retahíla de tacos e improperios al público. Ha sido considerado el mejor cómico provocador de la historia. Hasta que cumplió su amenaza.
Cuando tenía veinticuatro años, un accidente en directo provocó la amputación de su lengua, que fue conservada para su posterior estudio. Este hecho significativo provocó un rechazo total por el arte de la actuación. Fue entonces cuando se pasó a la literatura y escribió diferentes libros de poesía nihilista, con pequeñas dosis de cinismo. Su obra más conocida es Qué hice yo para merecer esto, un alegato contra las guerras, los desodorantes en barra y los dibujos animados japoneses.
Ya en el siglo XXI, Almogàver recuperó la lengua que perdió a mediados de los 80. Gracias a técnicas pioneras del doctor Joseph Starlight, se pudo implantar la misma lengua que llevaba más de 20 años en formol, aunque necesita ser empapada en alcohol como mínimo cinco veces al día. A partir de ese momento, Almogàver retoma sus actuaciones y obtiene el éxito que le fue esquivo durante tantos años.
Al término de la gira Desdeslenguado, se interesó por la pasarela, y recibió clases de maestros como Jean Pierre Gaultierre y el magnifico Étienne Dealparmesanne, profesores también de Anne Igartiburu. Al darse cuenta del excepcional talento de Almogàver, lo invitaron a aparecer en la portada de Vogue con diseños de creación propia que él mismo luciría años más tarde en galas benéficas.
Sus actuaciones en directo y sus pases de modelos le ganaron una fuerte aclamación, y de ese modo fue condecorado como Doctor Honoris Causa en la Universidad Politécnica de Miskatonic, en Sabadell. Incluso se atrevió a dar clases de interpretación en lo que pasó a denominarse el método Stanislavsky-Almogàver. Actualmente, casi todas las series de TV españolas cuentan con actores y actrices que creen firmemente en el método de este actor dramático, con pausas inexactas y dejes titubeantes en el hablar, que proporcionan mayor verosimilitud a los personajes.
El estilo interpretativo de Almogàver no ha tenido parangón: sus ejercicios faciales han sido descritos como geniales. Incluso la crítica se ha rendido a él: "logra en menos de dos minutos lo que la mayoría de los novelistas no logran en volúmenes". Sin embargo, le costó digerir tanta fama y se apartó del público tras el éxito de su obra de teatro Los dos tenedores, con Joan Pera. Actualmente, reside en un pequeño pueblo de la Costa Brava, Calabella, donde vive discretamente y sin llamar apenas la atención.
Fuente: Lint
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