Hallan extraños objetos cuya identificación, todavía pendiente, demostraría que este rey fue un crononauta.
La apertura de la tumba era de una gran importancia ya que los estudios previos indicaban que era la única tumba real de la Corona catalano-aragonesa de época medieval que no había sido profanada y que, por lo tanto, podría aportar datos inéditos sobre el rey. Según apuntan algunos historiadores, podría tratarse de una de las últimas tumbas de un rey medieval aun por estudiar.
Así pues, después de permanecer más de 700 años intacta, el proceso de apertura se inició el pasado viernes. Era una oportunidad única para obtener datos sin precedentes sobre la vida y el físico del rey (ADN, características físicas, enfermedades que sufrió durante su vida, causas de su muerte, dieta alimenticia, etc.) y sobre los rituales funerarios de la época, indumentaria, disposición del cuerpo, ajuar con el que era enterrado, tipos de ataúd, entre otros aspectos).
Tras la endoscopia (visión del interior del sarcófago por medio de una pequeña cámara de vídeo) y una analítica de gases (estudio de la atmósfera interior para determinar los compuestos volátiles que pueden desaparecer al abrir la tumba), se procedería a realizar una apertura previa ante las cámaras de TV3.
Las imágenes de la endoscopia mostraron la presencia de unos restos humanos cubiertos por un tejido y contenidos dentro de una estructura de ataúd, probablemente de madera y sin tapa. Desde el punto de vista científico, el nivel de estanqueidad de la tumba había permitido un buen estado de conservación de los restos y de la atmósfera ambiental interior del sarcófago, por lo que aportarían datos inéditos hasta el momento.
Los primeros resultados de la analítica de gases muestran que se podrían identificar elementos como la brea, el betún, el sílice o hierbas psicotrópicas que forman parte de las recetas egipcias, griegas y posteriormente medievales utilizadas en procesos de embalsamamiento.
Sin embargo, la apertura de la tumba deparó muchas sorpresas, tal y como nos relata R. Sarobe: "Esperábamos un rey, pero encontramos mucho más. El inquilino de la tumba era sin duda Pere el Gran, pero los objetos que hallamos a su alrededor no se corresponden con los de su época". Tras las pruebas pertinentes de carbono 14, se confirmó que la antigüedad de esos objetos se remonta a más de 700 años atrás.
Según el tataranieto de Bonaventura Hernández, restaurador del siglo XIX, "tenemos pruebas fehacientes de que el rey Pere II el Gran vivió los primeros 30 años de su vida en el siglo XX. De hecho, y a las pruebas me remito, nos aventuramos a pensar que los dispositivos que se encuentran en la tumba son tecnología de los años 80 del siglo pasado".
Los investigadores del CERN empiezan a temer que los efectos del colisionador de hadrones tengan un efecto retroactivo en el tejido espacio temporal. Para François Liebermann, ingeniero del LHC, "esta coyuntura nos obliga a seguir con el experimento. Si estamos en un universo que ya ha sido afectado por el colisionador y no nos ha pasado nada, nuestro deber es seguir o los resultados podrían ser catastróficos".
Con la ayuda de técnicos del FBI, se han introducido los datos encontrados en la tumba y se ha podido recuperar una posible imagen del rey, que también serviría para hallar a futuros descendientes o incluso a familiares directos en caso de que se confirme la identidad de Pere el Gran como coetáneo del siglo XX. También se sospecha que Jaume I el Conquistador, padre del rey crononauta, y Ramon Llull estaban enterados de la identidad real de Pere el Gran, y que la historia de Catalunya se ha visto alterada desde entonces.
Fuente: Lint
0 comentarios:
Publicar un comentario