El 80% de los gallegos sufren este mal que es congénito, atávico y contagioso. Incluso ha llegado a traspasar las fronteras del telón de grelos.
La alarma llegaba desde la Seguridad Social por el despilfarro en antidepresivos, inductores al sueño y estimuladores de la serotonina en Galicia. Un porcentaje demencial de la población entre 20 y 90 años padece una pena negra, mal de humor de difícil curación. Los sintomas son parecidos a la depresión aguda u obtusa, según el individuo que la sufra, con brotes de histeria y soja, si han comido en un chino, y crisis de llanto por la muerte del canario.
Muchas son las teorías y pocas los remedios efectivos a esta dolencia del alma, la psique y el Ka de los herederos de la cultura celta. Los más tradicionales abogan por seguir una receta ancestral con efectos secundarios cercanos a la euforia: beber queimada hasta la inconsciencia. Los abstemios pueden optar por una dieta druídica basada en setas autóctonas con efectos ensoñadores, dar paseos al borde del Atlántico cuando el mar esté encabritado y así hacer la ola hasta México. Pero ninguna de ellas ha dado resultados positivos.
Proverbial es el sentimiento trágico de la vida que los gallegos arrastran por el mundo en forma de morriña, aflicción que exportaron a Portugal como saudade y a Argentina como tango. Pero hasta ahora no había adquirido tintes de pandemia. Doctores de otras autonomías han constatado que la depresión pre-mortem afecta también a gallegos afincados en zonas como Madrid, Barcelona y el País Vasco, incluso en el extranjero, donde se han detectado síntomas del contagio entre ingleses, franceses y turcos, por citar algunos.
No valen mascarillas, sprays anti-violadores o profilácticos de marcas variadas. El que se relaciona con un gallego se contagia. La OMS propone organizar conciertos gratis de reggaeton y muñeiras con barra libre de aguardiente de hierbas y/o licor-café e importar tucanes y cacatuas para sustituir a las palomas y las gaviotas que son unas tristes.
1 comentarios:
Toda la culpa la tiene el maldito telón de grelos. Deberíamos robarlo y quemarlo después (hacerlo al revés no tendría mucho sentido).
Publicar un comentario