Bodas entre tiburones en el Aquàrium de Barcelona

Casarse a ocho metros de profundidad con tiburones como testigos también es posible. Y desgrava una barbaridad.


Previo pago de unos 1.500 euros es posible una experiencia ya probada por algunas parejas en el Aquàrium de Barcelona, que se han tenido que dar el "sí, quiero" por escrito ante el riesgo de quedarse sin respiración.

Cincuenta tiburones tigre y veinte cangrejos ermitaño han acompañado en el día más importante de su vida a varios novios atrevidos ataviados con pajarita y vestido blanco, aunque sin la preocupación de los incómodos tacones, sustituidos por unas aletas.


El precio mínimo de esta boda-anécdota es de 100 euros, pero no incluye la jaula protectora. Curiosamente, este tipo de bodas está recibiendo críticas positivas por parte del Partido Popular, que no se opondría a estas bodas exprés entre homosexuales y de hecho estarían dispuestos a patrocinarlas.

La factura aumenta si al paquete básico (cura submarinista + 1 testigo) se le quiere incluir un reportaje fotográfico o de vídeo -que puede ser dentro del agua o en las instalaciones del acuario, donde hay una fauna muy fotogénica-, o bien añadir el banquete de boda. Incluso existe la opción de realizar el banquete en el interior del acuario. Sin embargo, las peticiones de que la suegra sea parte de la carnaza ofrecida a los escualos no han sido atendidas por la dirección del Aquàrium, así como tampoco la posibilidad de celebrar divorcios sin testigos.

Para hacer este sueño realidad es necesario poseer el carné básico de buceo, y como las peticiones provienen de gente no relacionada con el medio, se ha optado por unos cursos de una semana de duración que complementarían la catequesis eclesiástica. La última boda "oficiada" de este modo, que ha sido presentada en la feria Nupciality 2010 que se celebra en el Velódromo de Horta.


Los familiares se quedan al otro lado del vidrio a menos que también acepten someterse al curso de buceo. Pero esto no es problemático para algunas familias, sino al contrario. La tercera boda que se ofició de este modo en 2010 contó con más de 400 invitados cuyo nivel etílico alcanzó límites insospechados. De hecho, acabaron bebiéndose hasta el agua del acuario, que tuvo que pedir ayuda al parque de bomberos.


Fuente: Lint